viernes, 11 de mayo de 2012

Mercedes...Merced...Mercedes de laMerce, Mercedes de la Merkel, Mercedes con tesoro peruano.




No es necesario ni un sólo dios para alcanzar  el equilibrio tanto en la tierra como el los cielos y los mares. Y me tengo por no creyente si es que ateo resulta duro pronunciar. De aquel auto bautizado casualmente , a esta accidentada sra. hoy retribuida por bankia, ya que escucharla o leerla resulta infumable incluso para los incondicionales del celta corto. Otra en la película, Angelina Merkader, que luego que nos llena Europa del sur de productos alemanes como esos y otros autos, electrodomésticos y demás hasta quitarnos el dolor de cabeza dice que ahora hay que ser muy austeros. Pudo haberlo sugerido antes y algún susto se hubiese ahorrado algún vecino suyo y mío.
Otra Mercedes, bella y durmiente en la costa atlántica con el alijo arrancado con sangre a los peruanos, es rescatado por Oddisey del pirata, y luego de tamizar la carga devuelve a España  la plata y cuatro moneditas de oro salteadas , para disimular. Aquí en Hispania los nuevos gobernadores sueltan el bombo para tomar los platillos y  alzar las copas; A los yanquis poco les arregla la posición del  Perú, pero Rota, es mas propicia a sus intereses geopolíticos.  Así que el botín, que mas parece una piñata de cumpleaños para hijo de jeque, entregan al los caciques colonizantes,  y aquí  paz que luego gloria.
Lo que traen estos tiempos contemporáneos es que las reacciones ocurren con velocidad meteórica, y en nada,  un par de empresas afincadas en tierras colonizadas cambiaron de dueños. Y la que queda, nos hemos instalado en el sistema del "diosdinero", donde valor y preció adquieren un sentido tan relativo, como la mano especulativa de quien maneja, directamente proporcional a la mano que la necesíta, así nos va. Aquel sueño americano de poseer bienes de consumo para ser felices parece que no estaba bien estudiado. La propiedad privada  lo es en muchos casos, "privada de" escrúpulos,  buenas intenciones, solidaridad, justicia...
Y mientras ese diosdinero ose tanto poder,   regateará la ocasión para la simple subsistencia a tantos cientos de millones de personas,  para  adorar esos íconos, becerros de oro, con sus grandes mansiones palecetes, como si el demonio no les fuese a comer tal que al resto de mortales. Y yo que de escuela se poco, tomo prestada la palabra de quien conoce mejor que yo el problema y sus soluciones.

 "Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si han calculado el número de individuos que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralilzación, a la exclavitud infantil, a la ignorancia crapulosa, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico."                                                  .                                                                                                            Almeida Garret.