El tren de los sueños recorre mucho mas que lugares y momentos, a plena luz y de noche, al alba y en el ocaso, atravesando paisajes urbanos, litorales, montañeses, desérticos..Transcurre a lo ancho y largo de estados emocionales albergando una amalgama de situaciones anímicas que transitan entre la desesperanza y la felicidad.
En el plano físico, sortéa túneles, desniveles, viaductos, apeaderos varios... hay quien asegura que atraviesa el mar sin hundirse, y algun@ dice haber hecho en este tren, viajes submarinos.
Es una maquina sensacional, donde cada usuario, amplifica o minimiza las emociones propias o adquiridas durante su viaje. Desilusión, ira, olvido, bienestar, satisfación, velocidad, aburrimiento, conforman dimensiones desproporcionadas respecto a las experimentadas en el mundo consciente.
Tras unos dias de sueño irregular motivados por algunos transtornos típicos de la edad y condición personal, arrastro una fatiga nada recomendable, para eso que llamamos salud mental, es momento de dirigirme a la estación, esperando hallar sueño profundo y reparador, llego con una antelación de dos horas al punto donde está prevista la arribada del convoy.
La fantástica maquina hace entrada por la vía este. Con sepulcral silencio, se detiene y subo a bordo. Casi al instante, se presenta el revisor. Saluda, al tiempo que me entrega un billete dorado.
-Esperaba verle aqúi esta noche a usted en compañía.
- Cosas própias de los sueños, compañero, (le suelto con gesto apático)
- Buen viaje, camarada.
-Muchas gracias, maestro, igual suerte para usted.
Un billete de 1ª clase suele ser garantía de confort. Cruzo el pasillo que conduce hasta el coche que me es asignado, mezclándome con viajer@s que lo hacen en grupos, familias, numerosas parejas, pero lo que mas abunda son los indivíduos.Tambien se ven animales de compañía. Al acariciar a una mascota, -un perrillo con gesto amable-, su dueño dice que es su acompañante desde hace dos años, el mismo día que se hizo con él, espantó de su vida a una bestia llamada soledad.
Me acomodo en un asiento individual, a escasos centimetros está una joven que maneja un teléfono tamaño libro de bolsillo, tipo smartphone. Nos saludamos "-hola,hola-", a mi izquierda está el pasillo y a su vez, dos butacas con dos viajeros dormidos, cogidos de la mano . Por su aspecto se diría que ambos rondan los 70 años.
Reclino el asiento con objeto de contemplar una pantalla dispuesta sobre un panel a escasos metros de la butaca que me conforta.
Claro es que en este tipo de naves, las pantallas tienen un sentido simplemente figurado, habrá de ser cada viajero el que proyecte con su propia mente, pensamientos sobre ella, rebotando el fruto de lo imaginado a cada creador@, aunque tambien hay experiencias colectivas, que han sido famosas durante muchas décadas, y queda testimonio en un múseo que llaman "el cine de ensueño". Lo mas llamativo de estas obras de arte, es que tienen coste cero en produccíon, decorados, especialistas, actores, dirección... Todo un lujo a precio de ganga para quienes tengan la suerte de ser invitados a esta función...