jueves, 23 de mayo de 2013

Las cabritas de don Ramón..Una puerta en el campo.


Puerta a mitad del campo,
campando con su cadena,
picaporte y de llave,
pasada dos vueltas.
  
      Montealegre; al noreste de la cruz.

-Érase aquel un lugar vacacional,  que no de explotación turística, donde el acogedor paisaje, reconfortaba al grupo de muchachos en busca de aventuras campestres, de extrarradio, a su vez extraurbanas, o eso es lo que nos decían respecto de aquella "capital" de provincia española, rayando el último tercio del siglo XX.   Desde el camino principal hasta la cruz que culmina el monte, trazábanse a vista de pájaro múltiples sendas apuntando a su cenit.
 No más distante que 3/4 de kilómetro desde la barriada donde una treintena de chiquill@s cursamos la infancia, álzase esta montaña vestida de "acacias, carqueixas, pinos y de entre ellos algunos mansos, xestas...", una panadería y un desguace como negocios, las casitas unifamiliares, bien provistas las más, achaboladas las menos, así como una decena de corrales y otras tantas palleiras abrigadas en su loma, conformaban aquel típico paisaje.


Base de la Cruz, Ourense-Norte en primer plano.

En un pequeño descanso que tomaba tan empinado camino, habitaba don Ramón con su mujer, dos hijos varones y una chica, la mayor de los tres.
Tras aquella pequeña casa, media docena de cabritas y un perro, hacían vida conjunto a la  familia de don Ramón. Volaban los años 70, cuando hasta la misma capital, don Ramón y su comando de pequeñas bestias, se adentraban en la ciudad, para retornar de nuevo a la montaña en un sólo día, repitiendo este ejercicio durante incontables jornadas a lo largo del año. Cuando las cabras ejercían su natural instinto camino del monte, pelaban aquella montaña de "toxos, xestas, hierbajos y matojos", alimento común y vehículo ligero para el fuego, legando así unas rutas practicables para el transeúnte. A cambio de su labor, el suelo lucía un tapiz estampado por simpáticas y numerosas bolitas oscuras, ricas en microorganismos , expelidas por los tan nobles cuartos traseros de aquella alegre y pintoresca pandilla baladora. Aunábase la colaboración de vecinos en condición campesina en el desbroce del monte, aprovechando el surtido forraje para trasladar a sus corrales y fincas; valioso material que por estos lares  es llamado "estrume".


Balandrín comestíbulus




Unos 35 años distan desde  aquellas visitas al monte, hasta nuestros días.Los políticos locales decidieron convertir el monte en un jardín botánico.   Gastaron los dineros del contribuyente desplazando camiones y maquinas, trasladando grandes piedras y terrenos, trasplantando arboleda...Se edificaron pabellones de hormigón, señalizaron distintas áreas con letreros clavados en postes de madera, fueron instaladas pantallas electrónicas en diversos puntos estratégicos y tal como informó la policía, "sujetos aún no identificados", hábiles, solidarios, acarrearon estas, destino (se supone) a sus respectivas moradas, evitando así que algún rayo descarriado pudiese tomarlas de sorpresa, con el riesgo de arruinar el monte, bajo amenaza de presuntos incendios que frecuentemente provocan estos artilugios, lo cual es un gesto de agradecer  tanta delicadeza y generosidad de estos seres anónimos, precavidos, bienintencionados, para con el resto de sus conciudadanos y la conservación del medio ambiente.



Como se viene apuntando, visitado el lugar in sitú, si a cualquier observador con conocimiento del paraje en ambas épocas,  le fuere propuesto juzgar las dos postales, una actual contando con tecnología, maquinaria y operarios, así como sus jefes, ingenieros y, otras especies mas alzadas en política, otra anterior alojada en memoria, 35 años atrás,  cuando las chivitas  de Don Ramón y los vecinos campeadores; cabría poca duda en la respuesta a recibir de sujetos con sentido del orden y la razón universalmente aceptados como gentes del bien. El método antiguo supera con amplia ventaja en eficacia y ecología las labores de desbroce y sostenibilidad de dicho lugar frente al de reciente adopción.



Base para ordenador libre de contenido informático.
La arriba citada puerta no se instaló a tiempo
de evitar el hurto electrónico.
Baste un botón para muestra, no queriendo dejar en mera anécdota el dicho de poner puertas al campo, no se atribuyan inventos a quien nada tuvo en el asunto "puerta", tan sólo sortearla luego de tomar una foto,   ( ya que estaba la cerradura pasada por la llave y asegurada por otra cadena adicional) para acceder a tan preciado Montealegre.
Ourense, arrastra fama más allá de los lindes de nuestra ciudad y provincia de contar con un número generoso de porteros de rango público.
 Dar trabajo a quien sostiene un empleo, continúa hasta nueva  orden siendo labor que goza di_cen, de gran  re_putación.  A ver.
                                                                                                                                                                                                          Un saludo desde el ayer, otro actual.


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