Buena parte de la culpa de que tengamos tanta economía sumergida se debe en primer orden a la falta de solidaridad de quien la fomenta beneficiándose al obtener un buén precio por servicios ilegales y, de los insolidarios, sujetos rayantes con la delincuencia organizada, pese a que suelen actuar individualmente, ocultos y amparados en lagunas legales. Son los "clandestinos ó exentos de impuestos".
Como ejemplos cabe destacar a una serie de elementos de los que personalmente tengo
conocimiento de sus hazañas, y corresponden al perfil de funcionarios de baja productividad, que
acuden a su empleo, (trabajo sería otra historia) generalmente de mañanas, a los que el ente público les facilita tiempo y medios (teléfono, vehículo, etc.) para cuando llegue la tarde (lo habitual) mente y cuerpo se sientan relajados, como si no la hubiesen hincado, es ahora el momento de comenzar a trabajar.
Pintar pisos, colaborar como contables, trabajos de fontanería, albañilería, decoración... y así un
largo etc. de profesiones y sujetos se emplean en camuflar al estado de bienestar, unos ingresos
sustanciosos, cruciales en momentos difíciles para tanta gente.
-Tres colectivos bien diferenciados inciden directamente en esta causa. Primero, los propios clandestinos acostumbrados a un dinero fácil, realizan las tareas de modo irregular eludiendo el sistema de impuestos al que generalmente deben su primaria fuente de ingresos ( suele ser la administración).
-El segundo, la parte contratante; particulares y empresarios que acuden al descuento promocional del "clandestino" eludiendo también al sistema contributivo de interés colectivo.
-Por último y no menos importante, el aparato burocrático de las administraciones públicas que pasándose el balón del uno al otro tejado, abonan el cultivo para que estos hierbajos medren a su antojo. Inspecciones a hosteleros que nunca se realizan en fines de semana, etc, etc.
Años atrás, el administrador de un hospital del "Sergas", me referió, que veía superflua la labor de tanto sujeto para tan poca actividad interna. Así mismo me situó en una batalla paralela entre
empleados a la hora de presupuestar trabajos ilegales en horario libre, léase calefactores, electricistas, fontaneros, etc. y de ahí el mal ambiente generado por tensiones extraordinarias,
repercutía en el contexto laboral, de vuelta al hospital de capital público que les tenía nominados.
Recuerdo de aquel señor, entre otras cosas, esta frase que me dejó, "El día que sus hijos no
encuentren trabajo, tal vez se den cuenta del daño que han estado haciendo."
Como ejemplos cabe destacar a una serie de elementos de los que personalmente tengo
conocimiento de sus hazañas, y corresponden al perfil de funcionarios de baja productividad, que
acuden a su empleo, (trabajo sería otra historia) generalmente de mañanas, a los que el ente público les facilita tiempo y medios (teléfono, vehículo, etc.) para cuando llegue la tarde (lo habitual) mente y cuerpo se sientan relajados, como si no la hubiesen hincado, es ahora el momento de comenzar a trabajar.
Pintar pisos, colaborar como contables, trabajos de fontanería, albañilería, decoración... y así un
largo etc. de profesiones y sujetos se emplean en camuflar al estado de bienestar, unos ingresos
sustanciosos, cruciales en momentos difíciles para tanta gente.
-Tres colectivos bien diferenciados inciden directamente en esta causa. Primero, los propios clandestinos acostumbrados a un dinero fácil, realizan las tareas de modo irregular eludiendo el sistema de impuestos al que generalmente deben su primaria fuente de ingresos ( suele ser la administración).
-El segundo, la parte contratante; particulares y empresarios que acuden al descuento promocional del "clandestino" eludiendo también al sistema contributivo de interés colectivo.
-Por último y no menos importante, el aparato burocrático de las administraciones públicas que pasándose el balón del uno al otro tejado, abonan el cultivo para que estos hierbajos medren a su antojo. Inspecciones a hosteleros que nunca se realizan en fines de semana, etc, etc.
Años atrás, el administrador de un hospital del "Sergas", me referió, que veía superflua la labor de tanto sujeto para tan poca actividad interna. Así mismo me situó en una batalla paralela entre
empleados a la hora de presupuestar trabajos ilegales en horario libre, léase calefactores, electricistas, fontaneros, etc. y de ahí el mal ambiente generado por tensiones extraordinarias,
repercutía en el contexto laboral, de vuelta al hospital de capital público que les tenía nominados.
Recuerdo de aquel señor, entre otras cosas, esta frase que me dejó, "El día que sus hijos no
encuentren trabajo, tal vez se den cuenta del daño que han estado haciendo."
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