Árbol, libro, hijo....todo rápido y todo ya, por favor.
Planté a una chica, tuve algún libro, escribí en un árbol...
Otra vez; Plantarle a un árbol, escribir en los libros, tener una chica, tampoco.
Planté a una chica, tuve algún libro, escribí en un árbol...
Otra vez; Plantarle a un árbol, escribir en los libros, tener una chica, tampoco.
Escribir a una chica, tener un árbol, plantarle a un libro...Imposible.
Ya no me restaba todo en la vida, así que decidido a comer del mundo
hasta la piel, allegueme a una moza. Señora, puta, y cocinera, lo
máximo aspirable para un sujeto como yo en aquellos días.
Y otra vez fácil, cocinera en la cama, señora en casa y puta en la calle; así vivió, gozando hasta su último hálito.
Año
y pico después de su muerte, acudí al templo para mostrar
agradecimiento por haberme librado de aquella piedra en el zapato, mas,
gracia la cosa no tuvo ninguna.
Quise ser gigante y me pasé en cuartos metros, queriendo ser hormiga, no
di la talla, reconvertido a cigarra libré por los pelos de ser fumado.
A fecha de hoy sigo vivo a pesar de unas esperanzas, siempre tan escasas ellas.
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