...Parecía un mendigo,
empinaba licor amargo,
con sabor a desengaño,
color melancólia,
del olor, ya ni nombrarlo.
La botella, envuelta en hoja de periódico,
mentiras impresas,
arropando muerte líquida.
Inclina y bebe del frasco,
la vista ebría, perdida,
apostó su vieja fortuna,
tocó perder la partida.
Malogrado es su aspecto,
la vestimenta, raída,
en los bolsillos algún peso,
en el atillo su vida.
El revisor del tren acompaña al mendigo a un compartimento vacío, donde le acomoda. Esta noche, el tren de los sueños retornará al pasado, donde la encrucijada de la vida llevó a este individuo a desgraciar su existencia. Será una nueva oportunidad de retomar el destino, y no perder con falso paso los entresijos que se tráe la vida, sopesar y tener en cuenta ciertos valores, desdeñando otros que dieron al traste con su ventura.
Pueda ser que mañana la botella contenga agua pura, la hoja impresa con tantas calamidades como la prensa acostumbra a publicar se vuelva en una tierna hoja vegetal...
Aprovechen si han de arreglar algún asunto del pasado, ahora se presenta una buena ocasión, agárrenla si les interesa.
_¡Viajeros al tren, buen viaje!
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