viernes, 20 de marzo de 2020

Greta vs Trump





El #Coronavirus#  nos recuerda que el enemigo aún siendo microscópico nunca es pequeño, además que matón.
A pie de calle, donde la filosofía se vende fresca, la disyuntiva entre -hay que gozar que se acaba el mundo-  y esta otra -arrepentíos mientras podáis- arrasa por goleada la primera opción.

La globalización, con su efecto centrifugador, desplaza al rico hacia una mayor tenencia de bienes mientras los pobres crecen en miseria y número.
A un lado los números, centramos la atención en estos nombres: Greta y Donald.

Hace apenas dos meses (enero 2020) Greta Thunberg  acudía a la cumbre de Davos en Suiza, negándose a utilizar vehículos contaminantes en sus desplazamientos. Cruza el Atlántico enrolada a bordo de un pequeño catamarán propulsado por viento y paneles solares desde Humpton, EEUU  a Lisboa durante 21 días de travesía. Luego tren y automóvil eléctrico la conducen hasta Davos.

En otro de los muchos cientos de vuelos privados al país alpino, viajaba el otro elemento, Donald Trump, a bordo del Air Force One, ese super jumbo setentero,  cuyo pasajero estrella presume poseer una maquina de su propiedad más lujosa que la oficial. En pocas horas era trasladado desde Whasington a Zurich, de ahí en helicóptero para la estación de montaña.

Greta es menuda, comprometida, de mirada vivaz, con aire enfadada y gesto muy serio, sabida que no le basta con serlo y, habrá de lidiar con individuos poderosos. Su apellido, suena estruendoso, atronador: Thunberg.

Donald suena igual a cua-cualquier pato de Disney hasta que se desploma ese apellido; Trump, tromp que entienden sus paisanos, trompeta.
Tromp gritaba Tarzán a los elefantes para ordenarles determinadas maniobras. Trump es gordo y colorado como un cochino de ceba. Con traje y corbata para la ocasión, recuerda aquellos vendedores de coches en series televisivas. Trump es marrullero, corrupto, déspota. Entró en la Casa Blanca con más de 1300 causas pendientes de juicio y, hasta la fecha ha salido airoso de la situación. 

La joven aboga por responsabilidad y solidaridad en el cuidado del planeta. El segundo sostiene que el cambio climático es un cuento chino y abandona el Acuerdo de París sobre emisiones contaminantes.

 A día de hoy -mediados de marzo de 2020- miles de aeronaves se encuentran paradas en aeropuertos de todo el mundo sin planes de vuelo. Y no por respeto medioambiental ni compromiso con el planeta y, en primer orden nuestro propio futuro,  sino que por un sentimiento preponderante en la conducta animal - el miedo- y no a volar.
Es el  terror al contagio epidemiológico, lo que paraliza a la marea humana.

Greta continúa sus estudios,  apoyando movimientos ecologistas, "Viernes para el futuro", "Huelgas climáticas escolares",, sin percibir retribución económica alguna. Ahora  tiempo de COVID19, hace un llamamiento a la huelga digital  para no concentrar activistas por riesgo al contagio de coronavirus..

Al otro sujeto más maduro, le han cambiado los compases y salta a pista la fea.Toca bailar. 
Ha estado negando la mayor y, los enanos se crecen a ritmo endiablado, América está contagiada.

Según reconoció Mr Trump, se presentó a las elecciones presidenciales con el solo propósito de llegar a la Casa Blanca a modo de reto-no a gobernar- según sus propias declaraciones. Curtido en los teje-manejes de organizar concursos para Miss Mundo y Universo, se aferró a su experiencia en festivales y le sonó la flauta.
Dado que el apetito suele entrar comiendo, puertas adentro de la Casa Blanca, el hombre se siente a gusto y se resiste a abandonarla.
Queda por saber si está engordando para morir en el ruedo político o salga fortalecido de esta crisis viral. Al tiempo.







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