miércoles, 18 de junio de 2014

De aquellos polvos vienen estos lloros.


- Y a ti ¿qué te importa? Si mientras alertaban que el cambio climático era el más probable a tu alcance, montabas en aviones a la medida de tu bolsillo para tomarte los daikiris en playas ultramarinas.-¿Qué pasa, te los quitó el médico de golpe, o prefieres decir como la zorra a las uvas de la parra cuando no las alcanzaba, que no las quería porque estaban verdes?

- Y a ti ¿qué te importa?, cuando ves a tus vecinos manifestándose porque les han expoliado unos mendas, arrancándoles vida y vivienda. A los elegantes, les muestran los noticieros, muy bien vestidos y peinados, aunque haya mucha calva de por medio, alegando que se niegan a declarar. Ni oro ni moro, ni cárcel ni devolución de lo expoliado. Un segundo.. Iniesta para Cesc...¡Fueeeeraaa!




- Y a ti ¿qué te importa? -Que los pensadores adjuntos al gobierno, concluyan que subiendo el precio del tabaco un 5% lograrán disuadir a un número elevado de fumadores, contando ya el tabaco y sus labores con un precio prohibitivo para la mayoría del personal. Dicho que el producto incluye en su importe un 80% para impuestos, siquiera lleva fecha de envasado ni de consumo preferente, con lo que a veces está seco como la paja, y para que no sepas lo que compras no se detallan ingredientes. Pasan por alto que un punto crítico de los fumadores habituados, es el síndrome del paquete vacío. Si lo dejan a coste cero, no habría fumadores noveles, incluso los empedernidos, una vez sin la importancia que da el precio al producto, decaería lo primero perdiendo la condición de objeto de deseo o lujo, para luego arrastrar por su peso al segundo término. Él que no arriesga no gana.


- Y a ti ¿qué te importa?, si cuentas que tanto tu torre de marfil como la fuente de tus ingresos, permanece intacta mientras desahucian a los vecinos de enfrente, esos que tan mal te caían, ¿dirás como la diputada aviadora? -¡ Que se jodan!


- Y a ti ¿qué te importa? Si te piden la cartera a punta de navaja, y maldices cediendo tus bienes, mientras sientes que mueres de miedo. El intercambiador/a  de objetos alega que sus vástagos se mueren del hambre..


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